A eso de las 00 le dije que se marchara. No debía distraerme.
Aquella noche volvió a dormir en casa.
Era peligrosamente irresistible decirle que no a esos enormes ojos que desbordaban inteligencia,
a una boca marina llena de moluscos y algas pardas que se enredaban como pulpos con sus palabras de súplica,-déjame quedarme esta noche,mañana me iré a primera hora-
Promesa, tácita mentira.
Entre alentadoras caladas de marihuana, un litro de cerveza fría como la cama, y al calor de la estufa de gas nos hablamos por primera vez, digo por primera vez porque realmente fue la primera vez en una semana que hablábamos de nosotros mismos y de nuestra experiencia vital, pues hasta ese momento no había hecho ninguna falta decir absolutamente nada. Hasta entonces nos habíamos dedicado a fluir como agua emanando de una fuente sin tratar de explicar quiénes éramos, de dónde veníamos, o que habíamos venido a buscar a este mundo de absurdo y repetición.
Fue un fallo considerable llegar a este tipo de conversación después de un orgasmo.
El se deprimió al hablar de sus fantasmas, del poco fundamento de la cotidianidad asumida por el humano y de lo difícil que era escaparse de la banalidad y la mentira para llegar al camino de ser con uno mismo.Yo omití hablarle de toda experiencia frustrante y le dije directamente que hacía tiempo que no sentía nada. Sólo vacío.Le conté que había sido capaz de olvidar todo aquello que alguna vez me causó aflicción y que me convencía a mi misma de que no podía ser normal, que me fascinaba como el tiempo y el olvido habían hecho de mis recuerdos una masa uniforme de biscosidad impenetrable que mi mente había sido capaz de arrinconar en alguna parte de mi psique consiguiendo un silencio pleno y neutro.
Todos los recuerdos muertos, así era.
Nos tumbamos en la cama, el calor se hizo asfixiante y tuve que cerrar el gas.
Vaciamos las copas.
-Te contaré un cuento que inventaré sobre la marcha, ¿que te parece?-dijo mientras cogía el pañuelo de lana y lo colocaba sobre mi rostro. Tras los agujeros que formaba el ganchillo podía aún distinguir su cara pálida y su boca rosada que comenzaba a narrar diciendo"-Sobre la montaña mas alta del universo, un nido, tres huevos, uno de ellos,eclosiona.Por primera vez, un pájaro recién nacido ve la luz. El pájaro comienza a vivir.-
Cerré los ojos e intenté concentrarme en la historia.
Ahora no soy capaz de recordar el final.
Solo sé que el pájaro salta al vacío, incapaz de controlar sus alas.
Después dormimos profundamente hasta el día siguiente,
con un café amargo y un beso apresurado en el portal terminó el día que el elfo y yo empezamos ha hablar de la vida.
Quizás,continuará)
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