El tren que parte
arranca de cuajo la tierra
que ve mi rostro alejarse
reflejos férreos
de un basto pasado
que descose a tirones
la angustia
de no saber cuándo
volveré
hacia dónde
marcharé.
Adiós
siempre es un castigo
cuando de veras suena a despedida
dejo aquí
una media vida
(alguna vez fue mía)
una oscuridad que es como una luna
mengua
crece
rebosa
dejo
ciertos rostros
cabeza baja
apuntando a un árido futuro.
Os deseo,suerte,poca hambre,
vivir sobre la línea amarilla.
Desequilibrio inminente.
Escupo el vino dulce
de tu ausencia,
semesecalaboca
encuentro rojizo y cuarteado
sobre mis labios
un nombre prohibido.
Ya nada es lo mismo
pero nada ha cambiado.
Curiosa es la historia
que continúa escribiéndose
a nuestra espalda.
Dibujo el recorrido
de mi partida
como quien se sabe ya
en otra tierra.
Un hogar,qué importa,
un amigo,qué importa,
siempre es demasiado ancho el mundo
como para vivir en esta angosta callejuela.
Aunque sé que alguna vez,
hice nido,
viví,
soñé,
alguna vez,
el desierto,
la estepa extendida.
Alguna vez fue mi casa.
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