Toco tu boca,con un dedo todo el borde de tu boca,voy dibujándola como si saliera de mi mano,como si por primera vez tu boca se entreabriera,y me basta con cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar..
Julio Cortázar

domingo, 24 de noviembre de 2013

LEt"sPacheco

                                                                              V
Al final siempre queda un recodo, un pequeño trozo de papel plata bramando luz desde la noche prometida, un ápice de claridad en la selva oscura. Fermenta la madrugada entre la maleza, sonríe calmada, como si acaso supiera de antemano que el porvenir del día de mañana, se estuviera instalando ya en nuestros cansados cuerpos, en el ir y venir del reloj que nos recuerda que hemos resistido, una batalla más, asignada por el más puro y astuto azar. Se instala la noche, se queda. Y sentimos el peso de lo incierto, la bocanada de incoherencia de un mañana irreal. Varadas en alguna orilla ficticia duermen las sirenas, encorvados bajo la penumbra de un coche los grillos se callan de frío, a través de tu ventana, divagan indecisos a lo lejos, las siluetas transparentes de los corazones que aún siguen mecanografiando su final, tecla a tecla, exhalando dudas, reposados sobre alguna acera manchada. El silencioso ronroneo de las máquinas nos espera  a las puertas del día con un canibalismo justificado y sentenciado a priori. Sube, baja, acelera, para, estira contrae, aleja, vete, muerde, huye, permanece, calla, no grites, destruye, construye, finge, olvida, sufre, vive, alégrate, aléjate, piensa, permanece. Hemos elegido el mal camino. Ya en aquel vientre un signo marcaba nuestra frente, manchaba nuestras manos de promesas abisales. Hoy has dormido hasta dejar de distinguir la realidad del sueño, trasnochando los minutos en busca de una palabra que nos salve, en busca de un dolor amortizable o una alegría lo suficientemente digna y justificada como para ser perdurable. Hallaremos el placer en el misterio de la búsqueda, pues, jamás la encontraremos, a pesar de ejercitar un pesado hilvanar de noches que pasan como carretones por la esbelta silueta de nuestra existencia, cruel, radiante, sin bragas.

¿Hacia dónde van todos estos minutos transcurridos?

Te preguntas si acaso permanecen en esta habitación, dormidos bajo la almohada templada, quejumbrosos y tímidos esperando un nuevo presente. Deberán estar en alguna parte. El tiempo, la incertidumbre, el hastío, la locura, la náusea, el deseo, la desesperación, la espera, la ilusión, el miedo, la frustración, la muerte, la vida, el ocaso, la luz. La luna llenándose como un globo, una y otra, y otra, y otra vez.

Todo eso.
En alguna parte.
                                                                              

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