Tus ojos han llamado a los míos y la tierra se ha puesto del revés.
También el tiempo,y alrededor,ni aire ni materia.
Entras sin hacer mucho ruido, y sin querer,destapas la lata que asegura mis nervios.
Una explosión que rocía toda la habitación,que desamarra y acelera el pálpito de un corazón de plastilina.
Intuyo tu interior,el cementerio en el que deambulan los zombies de la imaginación,la peculiaridad más genuina,un horizonte etéreo donde se cuecen los brebajes que un taumaturgo hace de tu locura.
Ternura en tu gesto,pasividad en tu expresión y en tu forma que estas pupilas recorren con disimulo.
Tengo un escudo de pies a cabeza protegiendo mi cuerpo,mi mente,las entrañas que con uñas preservo.
Es de cartón.
Cuando quieras,puedes venir a recortarlo,o pintarlo,o hacerlo más grande.
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