ADIÓS

Te veo sin a penas mirarte

En la ecografía del mar volviste

Como vuelve el invierno

Una y otra vez

Con una compasión compulsiva

En mi retina

Fotografías de tu estatua

Estás

Como aquellas mariposas

Por toda mi saliva viajando

Taladrando el estómago

Un eco borroso en la distancia

Eres

Estás

Pido perdón

Perdón que sabe a rancio

Por alargar el brazo ciego del amor

Por salvar lo insalvable

Que eres tu y tu grito endeble

El azar no tiene pautas

No tiene razón fiable

No puedo con estas manos

Deshacer el nudo del nudo

Partir la mitad

Cerrar el círculo tatuado

Por la tinta de mi voz

Derramo el último latido

Derramo la sangre de tu voz y la mía

Y suplico que sea cierto

El final

De una habitación vacía

Déjame en este puerto

A solas con el mar

Y prometo no dar más brazadas

A tu angustia pasada

Prometo estarme quieta

Cubierta de arena y sal

Con un techo de estrellas

Que brillan malditas

En la perenne oscuridad de tu recuerdo

Beso de la herida insana

beso en la siniestra plenitud de tu abrazo

ausente

geometría imperfecta del adiós

repetido

absurdamente astuto

el espejo

que no olvida

quien soy

volverás

como siempre volverás

para florecer entre lo marchito

para fenecer de nuevo

descompuesto y sin voz

con un grito en las manos

mientras

me pierdo

en el arrecife de tu boca

que de no existir

se derrumba exasperado

como una montaña

de promesas.