Toco tu boca,con un dedo todo el borde de tu boca,voy dibujándola como si saliera de mi mano,como si por primera vez tu boca se entreabriera,y me basta con cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar..
Julio Cortázar

viernes, 25 de febrero de 2011

La ciudad y la destrucción total de la humanidad

Buscando algo con lo que estrujar un poco el dichoso tiempo en una tarde de viernes, de un febrero ya casi primaveral,y dado que lo más importante en lo que podía ocuparlo era tender la ropa o arreglar la leonera,decidí coger la bicicleta y dar un paseo por las callejuelas del barrio,enredarme en el ir y venir de la ciudad,probar de los brebajes que esta mente cuece,observar,licuar unas cuantas historias del día y dejarlas en alguna esquina del alma,o tirarlas al contenedor que hay debajo de casa.
Con seis horas de sueño en el cuerpo,y el delito de la noche anterior tatuado en mis ojos,me subo al trasto,y pedaleo.Siempre sin rumbo,pedaleo,pedaleo,pedaleo.. buscando" el sé que y no sé cómo",entre una mujer de pelo rojo,niños mutantes y señores con gafas,bigote y cara de haber comido mierda.No lo encontraré nunca.
Hay mensajes en las paredes en callejones silenciosos y oscuros que atravieso entre la brisa que mece mi chaqueta,mi pelo,mi silencio.También está el señor del acordeón,la señora que le echa unas monedas al tiempo que la cara del músico se ilumina al igual que la melodía que se esfuma en el espacio,al igual que el humo del cigarro del estudiante que sorbe su café en una plaza cualquiera,un momento cualquiera.
Mis ojos están exageradamente abiertos,son las farolas que empiezan a iluminar cuando la noche se revela,perdidos en los pasos de cebra,en las luces de los coches que pasan mientras espero,en miradas desconocidas,en el hombre extranjero que junto a la catedral hace pompas gigantes haciendo saltar y reir a los niños,y a mí,en el mendigo apoyado en la pared enfrascado en su olvido,su derrota,en las familias de plástico que lo observan,dan una limosna y ya duermen tranquilos,en los escaparates que adornan nuestro particular circo.

Lo curioso de todo esto es como consigo relajarme entre tanta mierda,ya no sé si por la falta de sueño y mi resaca ya casi crónica,o por mi puta indiferencia,yo,conmigo,me relajo.
En un momento creí haber desaparecido entre todos estos personajes.
Al poco,imagino, al entrar en la plaza de Santodomingo montada sobre este cacharro de hierro,la destrucción total de la humanidad.Y ya no vi cuerpos andando,se hicieron transparentes y vi corazones latiendo y movíendose a mi alrededor,y medito,sigo observando y delirando,reflexionando y diciéndome a mí misma,"qué frágiles somos""cuanta tontería""carbono 14 por los aires""un bang y a tomar por culo todo""un estallido,un no se qué""un puñado de átomos incontrolados y se acabó""un fallo natural quizás"qué facil es morirse""que inocentes joder""nos deseo suerte".
Y después,me río de mis pensamientos.
No estoy loca.
Y vuelvo a casa.

1 comentario:

mj dijo...

Qué bueno Laura, te leo y recuerdo todas esas calles por las que paseaba cuando tenía tu edad o algo menos, esas gentes que siguen siendo las mismas gentes, quizás con otro nombre y apellidos, y esos pensamientos....
Un beso
mj