Has bañado los venablos del pasado en cianuro,
y hoy, a la velocidad que corren las palabras por mi sangre tibia,
han aterrizado en mi pecho desvestido.
Afilados,desafientes,cínicos me han vencido.
Imagino el veneno viajando por el cuerpo,bebiendo de mis venas,
regalándome la muerte,
arrastrándome al arroyo donde reposa mi amor corrompido,
la charca mohosa donde escupes una y otra vez,
molestándote en recordarme lo que soy,fuí,seré.
Tu que crees ser un hombre,no haces otra cosa que descubrirte como un niño inerme,
que quiere disparar y no sabe ni a dónde,con la mano a modo de pistola estrujando un corazón
que ya no te hace caso.
Las hojas secas serán barridas,el sol hará evaporar las lágrimas inexistentes.
No me dejo vencer.
No lo merezco.
He resurgido impasible de tus cenizas,
a cada paso vacilándole al viento,turbando el tiempo y el espacio,
franqueando hábil los diques del dolor.
Gracias por esas torpes palabras que vierten sobre mi la evidencia
y que abultan la vena de la inspiración.
Por devolverme a mi estado innato,ese que tanto amo y que a ti tanto te duele.
Por dejarme otro día,
ser palabra.
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